viernes, 23 de septiembre de 2011

La Av. de la Luces

Espero que alguna vez hayan tenido la oportunidad de pasar por la concurrida Av. La Marina, la cual llamaremos, para este post: "La Avenida de las Luces".

Salir de la casa a las 6:00 a.m. porque tienes que llegar a tu clase de Estrategias Publicitarias; llegar al paradero y darte con la sorpresa que ningún micro quiere recogerte. Cuando por fin entras descubres que no hay un solo lugar vacio: todos viajan largos trayectos. Si existe la suerte algun asiento se desocupe antes de llegar a la entrada de La Avenida de las Luces, te sientas y respiras un poco, volteas tu mirada a la ventana.

Cambiar de avenidad (de Faucett a La Marina) nunca había tenido tanto impacto: de una mirada sutil a una combinación de colores frios y cálidos que comúnmente te relajan pues se encuentran en aparente "perfecta armonía", pasas a una visión multicolor a lo largo de las pistas y, si levantas la mirada, también la encuentras por los aires. Los anuncios publicitarios vuelan por los aires, vuelan por nuestra vista también.

El vender mensajes o productos es, sino lo principal, uno de los más importantes propósitos de la publicidad, pero para que esto pueda llegar a darse hay que saber como moverse en el ambiente en donde se piensa hacer alguna publicación. Sea en radio, en alguna revista, en televisión, hay que conocer al publico objetivo, hay que conocer el medio. No podemos andar sobre brasa caliente, y aun menos sin cubrirnos los pies.

Con el caso de nuestra pequeña Avenida de las Luces, el exceso de imagenes, colores, mensajes, nublan nuestras mentes y nos hacen entrar en un estado zombie del cual no salimos hasta pasar el dichoso campo minado que tenemos que someter nuestra pobre vista. No sé si los inocentes anunciantes son concientes de todo lo que ocurre en la mente de nosotros, pero de todas maneras, tiene que hacer algo al respecto.

Como fanático de la publicidad que puedo llegar a ser, he pasado miles de veces por aquella pequeña ruta de unas quince cuadras aproximadamente y por más atento que pueda llegar a estar, solo logro recordar unas cinco o seis de todas las marcas y productos que mi vista puede captar. Al parecer no solo soy yo porque varios de los pasajeros que estan conmigo en los carros ya ni se molestan en sacar la vista por la ventana e intentar identificarlo, es solo un signo de desinteres por el trabajo o mejor dicho "TRABAJOS" de varios de los creativos y sus duplas.

Hablar de esta avenida de noche no tiene punto de comparación. Ahora no solo tenemos las pistas y los cielos color arcoiris, sino  tenemos al cielo con luces de colorés que muchas veces interrumpian. Las luces se desplazan por todos lados y sin una ruta específica. El caos de los cielos.

Ahora, a las personas que nunca han ido por la Av. La Marina (a.k.a.) "Avenida de las Luces" les recomiendo que tomen un carro y se diviertan intentando recordar todo lo que ven, y a los que han ido o pasan con frecuencia vean cuantas personas se quedan mirando por la ventana apenas entran a esa zona. Investiguen y recuerden que no solo se basa en la creatividad para una buena venta, hay que saber donde y como hablarle al consumidor.

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